Señor Jesús, alabado seas porque has dado tu vida por la salvación de todos los hombres y de todos los pueblos. Te doy gracias porque me has escogido para ser tu apóstol y me has llamado a cultivar en mí y en los niños y adolescentes el amor universal. Te pido que me ayudes a ser un misionero como Tú, que anhela ir por el mundo para hacer discípulos tuyos en todos los pueblos. Guíame con la luz de tu Espíritu para saber despertar en los niños y adolescentes que me has encomendado el gusto por la misión así, que su alegría sea plena. Enséñame a quererlos con el mismo amor con que los amas Tú y a guiarlos con el fervor ardiente de mi juventud. Que Tu amor sea mi amor. Que Tu paciencia sea mi paciencia. Que Tus palabras sean mis palabras. Te lo pido a Tí, Enviado del Padre, con la fuerza del Espíritu, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Señor Jesús, apenas estoy empezando la vida y Tú me llamas a una misión. Bien sabes, Señor, que no tengo nada, solo deseos de servirte. Dame tu sabiduría, tu amor, tu paz, y un corazón grande que abrace a todo el mundo. Solo, Señor, no puedo hacer nada, pero contigo será mucho lo que lograré. Señor, millones de niños y adolescentes no te conocen y, por lo tanto, no son felices. Yo te ofrezco mi vida entera y me pongo en tus manos; Iléname de valentía, sinceridad y responsabilidad para con mis hermanos. Señor, yo sé que me escuchas y me acompañas siempre. Solo quiero que tu nombre sea conocido en todo el universo, y tu Reino de Amor se extienda cada vez más. Amén.

Tú, que diste hasta el último suspiro por ser fiel a Jesús: danos fortaleza en la fe. Tú, que dejaste nobleza y tierra por la causa de Jesús: ayudanos a ser generosos. Tú, que viviste tan cerca del dolor y de los enfermos: intercede, ante Dios, por nuestras necesidades. Tú, que tuviste como gran tesoro a Cristo: haznos descubrir su presencia. Tú, que naciste para gloria de tu pueblo: animanos a dar gloria a Dios en nuestra Patria. Tú, que surcaste tierra y mares: imprime valentía en nuestra misión. Tú, que hiciste de Jesús tu pasión y la razón de tu existir: empujanos a vivir siempre en Él, con Él y por El. Amén.

¡Santa Teresita del Niño Jesús, modelo de humildad, de confianza y de amor! Desde lo alto de los cielos deshoja sobre nosotros esas rosas que llevas en tus brazos: La rosa de la humildad, para que sujete nuestro orgullo; La rosa de la confianza, para que nos abandonemos a la voluntad de Dios y descansemos en su misericordia; La rosa del amor, para que abriendo nuestras almas sin medida a la gracia, realicemos el único fin para el que Dios nos ha creado a su imagen; amarle y hacerle amar. Tú que pasas tu cielo haciendo bien en la tierra, concédeme imitarte en tus virtudes y amar a Jesucristo como tú lo amaste. Amén.